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Escuchaba una charla sobre Satanás. Decía que su influencia es evidente en las cosas muy malas como las guerras, los genocidios, los abusos en menores, etc. Pero hay unas formas del mal “más sutiles que están envueltas en bondad, a menudo envueltas en religión, envueltas en prácticas que tú y yo aceptamos inconscientemente y que nos pierden y pierden a otras personas”.
Decía el charlista que leyéramos Proverbios, para buscar cada cosa que Dios rechaza, odia o abomina. Todo eso es producido por Satanás y debemos rechazarlo, a como Dios lo rechaza. Me recordó un proverbio que he leído muchas veces, es el 6: “Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables: los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. (Proverbios‬ ‭6:16-19‬ ‭NVI‬‬)
Unas son más comunes que otras. Me quiero centrar en la más común y aparentemente más inofensiva. ¿Quién no ha dicho una mentira? Las camuflamos como mentiras blancas, mentiras piadosas, medias verdades. Todas son mentiras y tienen un mismo padre: Satanás. También están las exageraciones, los adornos que le ponemos a la verdad, etc. ¿Por qué mentimos? Tal vez para esconder una falta, por miedo a las consecuencias. También para maquillar nuestra imagen delante de los demás, para recibir aceptación, para manipular al que escucha o para quedar bien con él, o porque ya se nos hizo costumbre.
Hay una mentira que es producto de un corazón que trama el mal, el propósito es dañar a alguien o causar división. Allí entran en juego hasta tres de las cosas que Dios aborrece.
Y hay otra cosa similar: el testigo falso que esparce mentiras. Mucho caemos en eso, repetimos los chismes esparciendo mentiras. Y ni siquiera comprobamos si es verdad o no.
Por eso dice Santiago: “Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo.” (Santiago‬ ‭3:2‬ ‭NVI‬‬). La mentira es una puerta abierta para que Satanás nos use y nos manipule. Es un primer paso en el camino del mal. No la veamos como cosa ligera. Dios nos dice claramente que los mentirosos no entrarán en el Reino. “»Pero los cobardes, los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que rinden culto a ídolos y todos los mentirosos, tendrán su destino en el lago de fuego que arde con azufre. Esta es la segunda muerte». (Apocalipsis‬ ‭21:8‬ ‭NTV‬‬)
Decidamos hoy dejar la mentira y abrazar la verdad. La mentira es hija de Satanás y la verdad, ya que Jesús es la verdad, es hija de Dios.
Oremos: Señor, confieso mi pecado de mentira, perdóname y límpiame de toda maldad. Sana mi mente y mi corazón para no darle lugar al diablo. Dame dominio propio para controlar mi lengua y que mis palabras sean agradables a Ti. Amén.

A mi patio vienen muchos pajaritos, de todos los tamaños y colores.
Está el guardabarranco, por ejemplo. Es un ave majestuosa. Me gusta mucho la forma del cuerpo con esa cola larga de raqueta y el colorido de sus plumas. Cuando vuela se ve una mancha azul turquesa desplazándose. Pero su canto no es muy bonito.
Por otro lado, tenemos el cenzontle. Es un ave más pequeña de color café, yo diría que común, ya que no es nada vistosa. Su nombre en lengua náhuatl quiere decir “cuatrocientas voces”, ya que su canto es variado y melodioso.
De ellas he aprendido que cada quien tiene lo suyo. Mientras el guardabarranco tiene un majestuoso aspecto, el cenzontle entona un melodioso canto. Lo mismo pasa con los humanos. Dios nos hizo de diferentes tamaños y aspectos, con cualidades diferentes. Unos somos buenos en una cosa y otros en otra. Dios se complace en la variedad y nos hizo para vivir en comunidad, complementándonos unos a otros. Todos formamos un cuerpo y no todos podemos ser ojos, oídos, bocas, manos o pies. Así que usemos el talento que nos fue dado y no envidiemos el del otro.
“Dios nos enseña que, cuando el Espíritu Santo nos da alguna capacidad especial, lo hace para que procuremos el bien de los demás.”
‭‭(1 Corintios‬ ‭12‬:‭7‬ ‭TLAI‬‬)

Conocemos la historia de Raquel y Lea, dos hermanas casadas con el mismo hombre con una semana de diferencia. Jacob quería a Raquel pero el padre de ellas le endosó a Lea.
Lea tuvo hijos de inmediato, en cambio Raquel era estéril. “Cuando Raquel se dio cuenta de que no le podía dar hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y dijo a Jacob: —¡Dame hijos! Si no me los das, ¡me muero! Pero Jacob se enojó muchísimo con ella y dijo: —¿Acaso crees que soy Dios? ¡Es él quien te ha hecho estéril!” (Génesis‬ ‭30‬:‭1‬-‭2‬ ‭NVI‬‬). Como Lea no era amada, Dios miró por ella. En cambio Raquel acudía a Jacob en vez de buscar al Dios de Jacob.
Buscando solución en las fuentes equivocadas, Raquel le entregó a Jacob su criada para tener hijos por medio de ella. Después negoció con Lea para tener sus mandrágoras, ya que se creía que las mandrágoras aseguraban la concepción.
La Biblia no dice cuándo fue que Raquel oró a Dios, pero sí que esas oraciones fueron efectivas. “Dios se acordó de Raquel, escuchó sus plegarias y le permitió tener hijos.”(Génesis‬ ‭30‬:‭22‬ ‭PDT‬‬).¿Cuánto tiempo demoró en aprender? Ya Lea tenía seis hijos y una hija.
Cuando Jacob llama a sus dos esposas para decirles que el Dios de sus padres le ordena regresar a su tierra, les recuerda cómo Dios lo ha ayudado en los últimos 20 años defendiéndolo de los engaños de Labán. Sin embargo Raquel no se anima a viajar sin los ídolos familiares y los roba. ¿Será que no había aprendido a confiar en el Dios de Abraham? ¿Quería tener un plan B por si Dios fallaba? ¿No se daba cuenta que esos dioses no habían ayudado a Labán?
¿Cuántas veces nos aferramos a lo conocido, a lo que el mundo hace en vez de confiar en Dios? Queremos vivir la vida cristiana y al mismo tiempo mantener un plan B bajo la manga. A pesar de experimentar el poder de Dios en nuestra vida y en nuestra familia, no queremos confiar únicamente en Dios y amarlo por sobre todas las cosas. No queremos dejar aquello que nos daba seguridad y aventurarnos en la vida tomados únicamente de la mano de Dios.
Al final de la historia, Raquel muere al dar a luz a Benjamín y queda enterrada en el camino. Lea, que decidió confiar en el Dios de Jacob, descansa en la tumba de los patriarcas y de su hijo Judá desciende Jesús.
Oremos: Señor, ayúdame a deshacerme de todos los ídolos falsos a los que me he aferrado, de todo aquello en lo que he puesto mi confianza y enséñame a depender únicamente de Ti. Ayúdame a amarte por sobre todas las cosas y a seguirte con un corazón sincero. Amén.

Como la mayoría de las niñas, mi papá fue mi héroe. El era muy hábil, hizo casi de todo en su vida, practicó boxeo, judo, karate, levantó pesas, corrió carros y lanchas, fue piloto de avionetas, pescador, tirador con rifle, pistola y arco y flecha. Además sabía de mecánica, de electrónica, de fontanería, y de carpintería. Con él me sentía segura. Cuando el terremoto de Managua, él rescató a los miembros de la familia que quedaron enterrados. Como ese era uno de mis mayores miedos, yo decía que si me caía la casa encima, él me rescataba. Y si venía un ladrón, nos defendía con pistola, si no, a los puños o a las patadas.
Cuando conocí al Señor, Dios empezó a tratar con mis temores. Un día me dijo que quería que así como me sentía de segura con mi papá, que así me sintiera con Él. Que si yo creía que mi papá era hábil, El era más. Si creía que mi papá era fuerte, El era más. Además, mi papá iba a envejecer pero Él seguiría siendo el mismo. Fue un proceso largo, porque no es lo mismo confiar en alguien a quien puedo ver y tocar, que confiar en alguien a quien no veo y sólo puedo creer que está conmigo.
Cuando mi papá partió de este mundo, yo decía que Dios había sido misericordioso conmigo, porque había hecho que transfiriera todos mis sentimientos de hija hacia Él. No quedé sin padre, sino que tengo un Padre amoroso, poderoso y eterno.
Hoy que estaba recordando eso, Dios me dijo que había sido necesario derribar ese ídolo. Me sorprendí. Me recordó que ídolo es todo aquello que ocupa el lugar de Dios. ¿Dónde está tu seguridad? ¿En una persona, en el dinero que tenés, en el negocio, en el trabajo, en tus títulos, en tus capacidades? Si es así, eso es un ídolo, porque nuestra seguridad debe estar en Dios solamente.
El Covid fue un llamado de atención. Nos dimos cuenta de la fragilidad de la vida. Espero que nos hayamos dado cuenta de las cosas importantes y de las que no lo son y no lo olvidemos. En momentos de incertidumbre, cuando no sabemos si vamos a sobrevivir, son momentos de volvernos a Dios, que es el único que puede darnos vida eterna. Sobrevivimos, así como cuidó de nosotros en momentos de peligro, siempre nos va a cuidar, proveernos lo necesario y darnos propósito. Nunca nos va a dejar porque nos ama con amor eterno. Lo que ha querido es llamar nuestra atención para que nos volvamos a El. Me gustó oír decir a una amiga que así como los niños nos toman la cara con sus manitas para que los volvamos a ver, así hizo Dios. “Aquí estoy, todo es pasajero, sólo Yo soy eterno. Yo no cambio, sino que permanezco para siempre”. ¿Buscás seguridad, estabilidad, protección? Dios es la respuesta. La única respuesta verdadera. Todo lo demás es ilusión.
David decía: “¿Quién es Dios, fuera del Señor? ¿Qué otro dios hay que pueda protegernos?” (‭‭2 Samuel‬ ‭22:32‬ ‭DHH94I)
Oremos: Señor, le pido perdón por haber puesto mi confianza en cosas que perecen, hoy renuncio a ellas y decido confiar y depender únicamente de Usted. Sea mi refugio, mi fortaleza, mi sanador, mi proveedor, mi seguridad y mi paz. Y al morir, lléveme a Su morada celestial. Amén.

Nos acercamos rápidamente al final de los tiempos. Hay personas que me dicen que pronto viene Jesús por nosotros.
Leí un libro recopilado por Sid Roth, “Más pronto de lo que piensas”. Allí se exponen las tres teorías sobre el momento del rapto: antes de la tribulación, en medio de la tribulación y antes del milenio. Las tres me parecieron convincentes y los autores defendían sus posiciones con versículos bíblicos. Si los estudiosos no se ponen de acuerdo, imagínense los del vulgo como nosotros.
Yo soy de la teoría que debemos estar preparados para cualquier escenario, con eso quiero decir preparémonos para el arrebatamiento y también preparémonos para pasar la tribulación. Por eso, fortalezcamos nuestra fe con la palabra de Dios. Por algo Jesús preguntó: “Pero cuando el Hijo del hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra?” (San Lucas‬ ‭18:8‬ ‭JBS‬‬)
En Apocalipsis, el mensaje a la iglesia de Filadelfia dice: “’Todos en el mundo tendrán dificultades y sufrimientos. Pero a ti te protegeré, porque tú me obedeciste cuando te ordené que no dejaras de confiar en mí.” (Apocalipsis‬ ‭3:10‬ ‭TLAI‬‬). La protección que Jesús ofrece no sé si se refiere a no pasar la tribulación o a no dejarnos rendir durante la tribulación. Cualquiera que sea, la clave es no dejar de confiar.
Y lo he comentado antes, en Apocalipsis hay promesas para los que no dejan de confiar. Las cartas para las iglesias dicen: “’Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios les dice a las iglesias. ’A los que triunfen sobre las dificultades y no dejen de confiar en mí, ...’”” (Apocalipsis‬ ‭2:7‬ ‭TLAI‬‬)
Y al final: “«¡Ya todo está hecho! Yo soy el principio y el fin. Al que tenga sed, a cambio de nada le daré a beber del agua de la fuente que da vida eterna. A los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré todo eso, y serán mis hijos, y yo seré su Dios. Pero a los cobardes, a los que no confíen en mí, a los que hagan cosas terribles que no me agradan, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos, y a los mentirosos, los lanzaré al lago donde el azufre arde en llamas; y allí se quedarán, separados de mí para siempre.»” (Apocalipsis‬ ‭21:6-8‬ ‭TLAI‬‬)
Si a pesar de los problemas y dificultades de este mundo no perdemos la confianza en Dios, seremos sus hijos eternamente. Pero a los cobardes, los que no confíen y los que hagan otras cosas desagradables a Dios, les espera el lago de azufre y estar separados de Dios para siempre.
Preparémonos para perseverar, para resistir, para creer hasta el final. Recordemos que este mundo no es nuestro destino, sino la nueva tierra, la vida eterna al lado de nuestro Dios.
Oremos: Señor, quiero confiar hasta el final. Intercede por mí para que la fe no me falte, sino que la acreciente. Ayúdame a entender que lo más importante es la vida eterna a Tu lado. Amén.